La educación es una inversión en nuestro futuro, y el gobierno debería tratarla de esa manera, aumentando los salarios de los maestros, financiando equitativamente la educación pública y ayudando a que más estudiantes tengan acceso a una educación superior de calidad y asequible. Siempre he luchado por mejorar la calidad, adaptabilidad y accesibilidad de la educación, y continuaré haciéndolo mientras permanezca en el Congreso.

Esto es lo que necesitamos hacer:

● Aumentar los recursos para nuestras escuelas públicas. Nuestras escuelas públicas no pueden brindar a nuestros niños la educación que merecen sin fondos y personal suficientes. Es por eso que he abogado por un financiamiento y apoyo crucial para nuestros distritos escolares locales, particularmente aquellos como el Distrito Escolar de Allentown que históricamente han recibido menos fondos. Cuando ayudé a aprobar el Plan de Rescate Americano, el Distrito Escolar de Allentown recibió aproximadamente $100 millones en fondos federales, y las escuelas de todo Pensilvania recibieron $5 mil millones. Estos fondos continúan utilizándose hoy en día para garantizar que las escuelas puedan permanecer abiertas y que los estudiantes continúen aprendiendo en sus aulas. Como miembro del Comité de Educación y Trabajo de la Cámara, apoyo la Ley de Reconstrucción de las Escuelas de Estados Unidos, que autorizaría una audaz inversión en infraestructura en las instalaciones de las escuelas públicas para crear empleos, mejorar la equidad educativa y asegurar mejores condiciones de trabajo para maestros y empleados escolares.

● Hacer que la universidad sea asequible. El Congreso necesita tratar la deuda de préstamos estudiantiles como una amenaza para la prosperidad futura de nuestro país. Hace solo dos años, los jóvenes estadounidenses debían colectivamente $1.5 mil millones en deuda de préstamos estudiantiles. Hemos logrado algunos avances para reducir esa cifra, pero la deuda educativa generalizada es una crisis para la prosperidad e ingenio estadounidense; deprime el espíritu empresarial, impide inversiones como la compra de viviendas y perjudica la economía. Este año, lideré un esfuerzo para proteger y expandir programas que hacen que la universidad sea más asequible para estudiantes de bajos ingresos. Necesitamos hacer que la educación superior sea más accesible y asequible para todos.

● Inspirar a las jóvenes mujeres en STEM. Las mujeres ocupan menos del 35 por ciento de los empleos en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos. Cerrar esta disparidad debería ser un objetivo en todos los niveles de gobierno, y continuaré trabajando para asegurar que los dólares federales dedicados a la educación STEM se utilicen para promover la participación de las mujeres en estas áreas.

● Poner en marcha la educación preescolar universal. Invertir en nuestros niños incluso antes del jardín de infantes mejora su desarrollo y conduce a un éxito posterior, por eso he trabajado para aumentar el financiamiento para Head Start, el programa de desarrollo infantil temprano más efectivo jamás creado. Mientras los extremistas amenazan con recortar o eliminar programas como Head Start en este ciclo electoral, continuaré utilizando mi voto para proteger este servicio esencial. También soy copatrocinadora de la Ley Bipartidista de Cuidado Infantil para Familias Trabajadoras, que hará que los programas de aprendizaje temprano y el cuidado infantil sean más asequibles para las familias trabajadoras. El cuidado infantil y preescolar de alta calidad y asequible son esenciales para que muchos padres puedan permanecer en la fuerza laboral y para que las empresas puedan retener a sus empleados